conciencia
Me pierdo entre los destellos del sol que me deslumbran cada mañana y me rindo de madrugada, cansada de luchar contra el calor.
No puedo buscar excusas ni lo pretendo pero me doy cuenta que la exigencia que tengo con mi persona hace pender de un hilo mi relación con los demás.
Quizá no se pueda esperar mucho. O quizá cuando se espera debamos alimentarnos de forzada confianza. El tiempo me ha enseñado a no hacer ninguna de las dos cosas. Espero demasiado y desespero desconfiando de mis propios sueños.
No sé porqué dicen que en verano somos más propensos a conocer gente, a las relaciones... Deben hablar de los que tienen la suerte de disfrutar de unas buenas vacaciones. Los que no, crecemos en desesperación y anhelamos tanto ese respiro que no estamos dónde deberíamos.
Sólo espero que esa noche, esas pocas horas, sean recuerdo compartido. Que te hagan llegar al teléfono y nos permitan recuperar el sueño.