trayectos
Al final de un vagón de metro pueden suceder muchas dudas dentro de un mismo pensamiento. Ayer, mientras volvía de una cena pensaba en escribir ese terremoto de ideas que no me dejaba disfrutar de trayecto pero no lo hice. Esta mañana, en un trayecto similar, me asaltaron algunas ideas pasadas pero no conseguí recuperar las que quedaron dormidas al anochecer.
De todas formas, tengo la sensación que algo más se mezcló en todo esto... Cuando sueñas, cuando vives, estando despierto pero cautivó de ese mundo propio (que por fortuna nuestra es personal e inquebrantable) nos olvidamos de las censuras, de las voces de los otros, y muchas veces de nuestro propio ser...
Creo que jamás volveré a cruzarme con esas mismas palabras, y si lo hago, seguramente no sabré reconocerlas, como cuando subí al vagón y compartí esos 30 minutos de mi vida con otras decenas de rostros que probablemente volveré a encontrar en alguna parte sin saber que son ellos de nuevo.