felicidad
Y llegó un momento en mi vida,
en que me di cuenta de que la felicidad no hay que esperarla,
hay que forjarla día a día con pequeñas cosas,
sentimientos menudos que se entrelazan a otros casi olvidados,
formando un entresijo apasionante de recuerdos que te alientan a seguir buscando otro recorte increíble y fantástico,
que pueda hacerse pasar por un efímero sueño descuidado que apareció sin quererlo en nuestro pensamiento.
Y el retazo de felicidad que nos quedamos viene a ser la nota más sublime de la canción más sutil nunca oída por nadie,
solo tu podrás escuchar la melodía más bella y dulce que da vida a tu ser.
Por eso si alguna vez me ves flotando en el silencio,
con los ojos perdidos en un abismo que nadie ve, quedo y silencioso,
no te asustes por mi ausencia,
no temas por mi quietud,
pues estaré inmerso en un mundo sin odio desmenuzando algún instante inacabable,
en busca de algún sueño olvidado.
Juan Murcia Gómez