El gris... y los Grises
Un día abres los ojos y parece que todo dejó de ser como era. De pronto pierdes la ilusión que fuiste guardando minuto a minuto para que todo saliera perfecto. De golpe, desaparece ese algo que te hacía levantarte pronto pensando en qué ibas a aprender hoy.
Y claro, el dueño se llama gris.
El problema, una vez asumido eso, que las causas externas no deben influir en el brillo de los ojos o en los cristales tintados que ponen color a tus días. Entonces intentas defenderte, y te imaginas distante, lejano
como ajeno a lo que se acontezca durante las ocho horas (porqué ahora si que van a ser ocho) que secuestran tus opiniones, tu personalidad y en definitiva, tus valores...
Total, sólo es un trabajo te repites. Pero es que podría ser algo más que eso
y además, ganaríamos todos
No te tortures, ese planteamiento se presenta demasiado complejo para aquellos a los que su criterio es poderoso simplemente porqué viene de ellos y no atenienden a razones de ningún tipo.
Almenos evita que te vistan a ti también... de gris.