detrás de las orejas
Sonreír con la mirada mientras los labios lloran puede parecer algo extraño. Lo común suele ser lo contrario. Y menos frecuente todavía es que todos se vistan de fiesta al tiempo. Tampoco sé si esa sería la mejor de las circunstancias porqué lo de felicidad tiene algo de efímero y escurridizo y de no ser así
pondríamos en juego lo que nos da de vida, volviéndonos quietos, conformistas e incluso grises (los que aun no visten chubascos, claro).
En fin, que todo podría parecer más sencillo si lo alcanzáramos con la mano pero seguro que entonces perdería gran parte de su encanto.
Sonríe pues, pero sólo cuando la ocasión lo merezca y los ojos que atienden estén preparados para descubrir lo que se escondió detrás de tu oreja