Sonrisas de todos los colores. Amarillas cuando hace frío. Azules chillón para el verano. De noche, un rojo cálido con matices de blanco encendido. Al atardecer, tornasolados.
Miradas de sorpresa, de complicidad, de alegría, de satisfacción. O de la sorpresa de haber encontrado la complicidad y de descubrir el rostro de alegría que esconde, cómo tú, la satisfacción de haberle ganado el juego al destino.
Expresiones impulsivas que te dejan al desnudo. Maneras de hacer, de caminar, de mover las manos.
Ese olor que sigue siendo sólo tuyo, y el surge al mezclarse con el mío: nosotros.