Sueña...
A veces te despiertas por un suspiro caprichoso que desvela tu sueño. En el mejor de los casos te obliga a comprobar cómo fue de cierto. No sé cómo es el mío de real, ni tampoco si es sueño o vida o si se alimenta del pasado y yace presa fácil del recuerdo.
Lo trágico y la fortuna es que los sueños que de veras lo fueron te persiguen en presente y te empujan a rescatarlos en el futuro.
Es el deseo de lo oculto y misterioso. El miedo a la esencia de lo desconocido siempre que te aturda lo suficiente cómo para perder la cabeza por ello. Un sueño.
Imagino que un sueño se construye de imágenes pero no sé quien debe ser el mejor guionista ni si debe existir. Lo mejor de los sueños debe ser su inmaterialidad. Es curioso porqué a mi parecer los sueños, cómo la vida, están hechos de sonrisas, de llantos, de gestos, de colores contrastados y sonidos acallados… de cosas que por separado tienen significado propio pero que mezclados tal que ingredientes de un conjuro despiertan en el ser en el que habitan una inquietud motivadora de futuro mejor.
Quizá sea eso lo que distinga un sueño de un recuerdo… porqué los olores ¿qué evocan sino pasado?
No recuerdo cual fue mi último sueño. Quizá porqué aun vivo dentro de él.
El anterior tampoco. No debió ser importante. Aunque no parece justo decir eso. Todos en su medida lo son y la responsabilidad única es nuestra de otorgarles el lugar que merecen.
¿Por qué nos condenamos a desear lo que encontramos? ¿Quién nos enseñó a cerrar los ojos a la ilusión y a dejar de sonreír al miedo?
A veces algunas sensaciones nos son contrarias. Recuerdo cómo de pequeña me alegraba y sonrojaba cuando un torbellino de mariposas recorría mi estómago invadiendo mi ser hasta el gesto más ridículo. Una sola presencia era capaz de conseguirlo.
Ahora justo empiezo a recuperar ese hechizo y aun así, al intentar rescatarlo a toda prisa para que no se contagie de rutina, mi vista se colapsa y el pánico y el miedo al desengaño cautivan mis sueños apoderándose de casi todo mi ser. El final acaba siendo siempre el mismo. Si hubo magia alguna vez, desapareció porqué no me permití creer en ella…
Y es que la vida está llena de esos momentos que inexplicablemente recargan cuerpo y mente de energía pero pocas veces los vemos. O si se da el caso, los vemos cuando ya pasaron.
Quizá todo ello explique el dramatismo de la vida humana, el de su esencia y el que alimentamos cada uno de nosotros…
No puedo escribir el fin. ¡Me alegro por ello!
Los sueños se dibujan mientras son pensados y eso es cosa de cada uno así que… cierra los ojos y escribe sin palabras. No necesitas sonidos ni cielos ni nada. Sólo cierra los ojos y abre esa parte del corazón que te enseñaron a dejar de utilizar mientras crecías. Apodérate de tu interior y déjate rescatar por la ilusión.
Es tu turno… ¡Sueña!